Tuesday, December 09, 2025
CONTRA CORRUPTOS Y CORRUPTORES - art. El Obrero digital
CONTRA CORRUPTOS I CORRUPTORES.
Es evidente el profundo daño que produce cualquier escándalo de corrupción, pero mucho más, cuando se produjo durante el tiempo de pandemia. Para todos los que ostentábamos cargos institucionales, supuso una lucha contra reloj, conseguir mascarillas, primero para nuestros médicos y enfermeras, luego para los trabajadores de la brigada de mantenimiento, y a continuación para el resto del personal. Y solo al final, para los cargos políticos, para poder interactuar con nuestro personal, y con los ciudadanos, en general.
La rabia e indignación son inmensas, a la vista de la corrupción de personas sin escrúpulos que imponían condiciones, más propias de actuaciones gansteriles que comerciales, a empresas y administraciones de todos los niveles. Dicho esto, hay que reivindicar una inmensa mayoría de empresas y particulares que buscaron y ofrecieron material sanitario a precios de mercado, e incluso rebajados, para facilitar su compra.
También tenemos que reivindicar el trabajo de miles de personas que se pusieron a fabricar material, de manera artesanal y/o industrial, dejando de lado lo que estaban haciendo hasta ese momento. Fui testigo directo de lo que expongo porque como alcalde, estuve en trámites para adquirir y repartir material sanitario básico, desde el primer momento en que todavía se discutía que tipo de material era el obligatorio.
Así que, caiga quien caiga y que todo el peso de la ley les haga pagar por sus actuaciones y sirva para próximas crisis que seguro llegarán por un lado u otro. Ahora estoy pensando en el caso de la Diputación de Almería, pero también de la Comunidad de Madrid y otros lugares de España. No fueron muchos, al menos los que conocemos, pero hay que perseguirlos por todos los medios posibles.
Y puestos a hablar de corrupción, similar indignación produce lo que se va conociendo del llamado “caso Koldo”. Parece increíble que a estas alturas de la historia, todavía haya alguien que crea que puede actuar fuera de la ley sin que nadie se entere. Y sean capaces de traicionar amigos y partido, por una simple mejora de sus condiciones económicas, destinadas a lujos estúpidos.
¿Cómo se puede ser tan imbécil para apartarse del recto camino y destrozar la propia vida y la de todo el entorno? ¿Les ha valido la pena? El daño producido ha sido inmenso, especialmente para los que hemos dedicado toda nuestra vida, a la cosa pública. Durante años, decenios, hemos demostrado que la política es pedagogía y que no solo hay que ser honesto sino también parecerlo.
Nada de gastos inútiles, ostentosos ni sobreros porque el dinero público, es de todos y a todos hay que rendir cuentas. Nada de comidas exquisitas ni de celebraciones particulares, pagadas con dinero del erario público. No, no, si se quería celebrar algo en privado, se pagaba del propio bolsillo. Ni cafés tontos, ni vermuts de capricho. De aquí, la indignación por unos pocos, muy pocos que nos dañan a todos.
Pero aquí quería llegar. En números redondos, somos unos 80.000 los cargos políticos, en el conjunto de España. Sí, sí, si sumamos, alcaldes, concejales, consejeros comarcales, diputados provinciales, diputados autonómicos, nacionales y senadores, con sus respectivos asesores y miembros de los gobiernos, llegaremos a esta cifra. No podemos tolerar que unas docenas al año, ensucien nuestras trayectorias. Pero los tenemos, así que hay que depurarlos y estudiar nuevas fórmulas para detectarlos mejor y más pronto. Nunca llegaremos a eliminarlos del todo, porque la estupidez humana es infinita, pero sí dejarlos en mínimos, muy mínimos.
Y a partir de aquí, ser mucho más duros y contundentes contra los corruptores. Tienen que rendir cuentas y ser perseguidos con similar prontitud y consecuencias que los corruptos. Ahora tenemos varios casos en los que actuar, y dejar claro que, unos y otros, van a terminar de similar forma. Solo así reduciremos al mínimo los casos futuros.
Pero dejemos claro que la corrupción no campa por España, a sus anchas. Se han ido perfeccionando los trámites administrativos como para que sean excepción los casos de saltarse las reglas. La inmensa mayoría de cargos públicos son honestos. Que nadie lo ponga en duda por duros que sean los casos, que ocupan la actualidad política y social.