Monday, July 28, 2025
LA CAÓTICA ESTRATEGIA DE JUNTS - art. El Obrero digital
LA CAÓTICA ESTRATEGIA DE JUNTS.
En la última sesión del actual curso político, Junts tuvo, una vez más, la oportunidad de votar conjuntamente con PP i VOX, contra el decreto “anti apagones” destinado a mejorar la calidad del sistema eléctrico. Pocas personas, en Junts, comprenden este posicionamiento, decidido por una pequeña cúpula, cada vez más caótica y alejada de los cargos municipales y territoriales del partido. Y, por supuesto, de las bases de votantes que hasta ahora les han dado su confianza.
No hay que buscar lógicas, ni caminos previstos ni previsibles, en la estrategia de Junts, porque desde hace unos años, va como pollo sin cabeza. Que todo dependa de un señor, fugado a Bélgica, a la espera de recuperar la movilidad perdida, indica el extraño funcionamiento de un partido que lo ha perdido casi todo, excepto la influencia en el Congreso de Diputados, por los siete escaños que consiguieron en las elecciones generales de 2023.
Estos siete votos, les permiten pedir la Luna, aunque sea rompiendo con su pasado y dejando en manos de unos pocos, la estrategia general que ha quedado totalmente secuestrada por la política española, en detrimento de la catalana. Curiosamente, han sucursalizado su existencia, convirtiendo en habitual, lo que siempre habían acusado a los socialistas del PSC. Durante años, muchos años, la gran acusación contra el PSC, era una supuesta dependencia directa del PSOE.
Pues bien, ahora Junts, lo decide todo en función de lo que les conviene a nivel de Madrid. A la cúpula le interesa dar la sensación que nada se puede hacer y nada se mueve si ellos deciden, con sus siete votos, ir de un lado a otro. Es evidente que negociar en estas condiciones deviene extraordinariamente difícil, porque no existe una estrategia firme, clara y decidida. Todo se acuerda en función de cuestiones domésticas, de batallas entre independentistas, especialmente mirando hacia dónde va ERC, o a la vista de decisiones judiciales que varían según vengan de España o de la UE.
Así llevamos casi 8 años, y pueden pasar unos meses más e incluso algún año hasta que Puigdemont pueda volver. Mientras tanto, se va improvisando, vendiendo humo para contentar a los más fieles. Cada vez menos, es cierto, pero algunos resisten para tener un puesto en las próximas elecciones, sea a nivel municipal, nacional o estatal. Solo los más cercanos a la cúpula de Waterloo tendrán derecho a continuar. Y los puestos se van reduciendo a la vista de cómo van todas las encuestas electorales, sean oficiales o privadas.
Pero el tiempo es inexorable y lo que parecía cercano deviene lejano. Y a cada gran victoria judicial, le sigue una derrota contundente o una interpretación que cada parte lee según le conviene. Así que hay fracturas internas cada vez más visibles y palpables en el seno del partido. Son ya muchos los que no ven lógico depender de una figura poco respetada y poco comprendida por la mayoría de la ciudadanía catalana.
Y es que ocho años son muchos y los que tienen buena memoria no dejan de sorprenderse que un presidente se fugue dejando a sus compañeros de Consejo Ejecutivo, del Parlamento y en definitiva del pueblo, por no tener la valentía de enfrentarse a las consecuencias de los delitos cometidos. Esto, aquí y en Australia, se llama cobardía, pura y dura, se quiera vender como se quiera. Y ya nadie compra las explicaciones de épica de bolsillo, ni momentos para la historia. El capitán que abandona el barco, dejando a su suerte a los pasajeros y tripulación, es un cobarde, con todas las de la ley. Para llegar a esta conclusión no hacen falta grandes estudios ni grandes dictámenes, pero hasta ahora, se ha vendido como una especie de sacrificio para mantener viva la institución de la Generalitat.
En fin, si alguien tenía alguna duda, las instituciones están por encima de las personas, sobre todo de ciertas personas y su vida sigue. Y nadie pondrá en duda que la Generalitat, presidida por Salvador Illa, está más viva y activa que nunca.
Pues bien, el fervor guerrero que impregnaba toda la acción y reivindicación de Junts, está haciendo aguas y son muchos los concejales, alcaldes y dirigentes territoriales disconformes con las acciones y actuaciones que decide la dirección, porque no ven ni lógica ni estrategia ni resultados favorables para ellos y las instituciones que gobiernan.
Ha empezado la cuenta atrás para las elecciones municipales de 2027 y los primeros augurios van apareciendo en forma de deserciones y sobre todo renuncias a continuar en los cargos de primer nivel. ¿Para qué ser concejal y/o alcalde, si el partido va por dónde quiere? ¿Qué estrategia tiene de cara a retener el voto tradicional? ¿Cómo hacer frente al reto de Alianza Catalana que les roba votos, en varias de las comarcas del interior de Cataluña? ¿Por qué depender de una persona que ha perdido el contacto diario con la realidad?
En fin, cuando se está al mando de un pueblo o una ciudad, no se está para tonterías o grandes estrategias que no aportan ningún beneficio concreto. Junts, solo está en el gobierno de la Diputación de Girona. Nadie entiende cómo se negociaron los pactos, en las otras tres. Ni tampoco nadie entiende porqué se critica y vota contra todo, en el Parlamento de Cataluña, y en la mayor parte de lo que se vota en el Congreso y Senado. El caos nunca está en el imaginario de un cargo institucional porque cada día debe resolver temes esenciales, y Junts no está por la labor. Voy constatando la voluntad de dejar el cargo por parte de muchos concejales y alcaldes, con lo cual Junts puede perder el principal activo. Si a todo ello le sumamos las pérdidas de escaños que auguran todas las encuestas, parecería inevitable replantearse la estrategia caótica, por otra más lógica y comprensible. Veremos.