Tuesday, April 01, 2025

 

SIN SENTIDO DE ESTADO - art. El Obrero digital

SIN SENTIDO DE ESTADO. Si alguien tenía alguna duda sobre la formación, preparación y sentido de Estado de buena parte de nuestra clase política, ha podido comprobarlo en los últimos debates en el Congreso de los Diputados y el Senado. Si a todos ellos, les suma lo visto y oído en el Ayuntamiento de Madrid y en la Comunidad, queda claro que en otros tiempos, la mayoría de ellos no habrían pasado de ayudantes de tercer orden. Y éste es uno de los grandes problemas del país. Muchos partidos se han convertido en maquinarias electorales, para conseguir presencia institucional, como gran objetivo para colocar a los dirigentes y cuadros próximos. La batalla por la supervivencia pasa por encima de cualquier otra consideración y opción. No se les puede pedir visión, a medio y largo plazo, porque no la tienen, ni por supuesto visión de Estado, porque no llegan a tanto. Es así como escuchamos auténticas barbaridades en cuestiones tan serias como la defensa propia y la de la UE, proponiendo incluso salir de la OTAN, como si fuera quitarse la ropa de invierno, para ponerse la de verano. El grado de ignorancia, atrevimiento y sobre todo de inconsciencia produce estos resultados. Impensable que cualquiera de ellos pueda llegar a gobernar, no ya alguna institución de primer nivel, es que ni sirven como concejales de ayuntamiento pequeño. Muchos critican que ciertos debates no vayan acompañados de votación de propuestas. En un país con otros dirigentes sería lógico ir por este camino, pero, aquí y ahora, es impensable. No hay una masa crítica, suficientemente formada y preparada para emprender cambios relevantes en política de defensa, ni en otros asuntos en los cuales hay que planificar a medio y largo plazo. Comprendo el desánimo de Pedro Sánchez, ante unos auditorios en los que cuando él habla de peligros importantes e inminentes, otros le llamen “señor de la guerra”, o le acusen de desviar la atención por intereses personales o de partido. Tratar de debatir con partidos, con propuestas extraparlamentarias, es imposible porque supone hablar en diferentes idiomas, sin traducción de por medio. Escuchar de boca de Junts, que ellos van a la suyo, y lo de todos les importa bien poco, es una muestra de pobreza e insensatez, imposible de arreglar con los actuales componentes del grupo parlamentario. Pero es que en esta carrera por los improperios y astracanadas hay múltiples protagonistas, de manera que Pedro Sánchez no tiene otro remedio que esquivar propuestas de votación, condenadas al fracaso, en temas que no nos podemos permitir perder, ante los compromisos europeos. Y si todo lo dicho, ya es más que preocupante, lo es mucho más carecer de un partido popular con visión y sentido de Estado. Se ha propuesto decir no a todo, con argumentos infantiles que no les causan ningún rubor. Dentro de unos años cuando alguien escriba una tesis doctoral sobre estos años, tendrá que poner adjetivos muy gruesos a todo lo dicho y votado por un PP que quiere llegar a gobernar. Está convencido de que con su estrategia radical, agrada a los suyos y evita fugas hacia VOX. Puedo aceptar que agrade a los suyos. Seguro que los más “cafeteros” del PP, están contentos y apoyan esta radicalidad, pero alguien debería decirle que simplemente con los suyos, el PP nunca llegará al Gobierno. Esto es de primero de ciencias políticas. Ningún partido tiene una base suficientemente amplia como para garantizar una victoria electoral, porque si lo tuviera, no estaría en la oposición. Y no me refiero solo a ganar en votos, sino en amplias mayorías como para no necesitar a nadie más para formar gobierno. Y con esta posición, Núñez Feijóo, ha dejado de ser alternativa viable y fiable. Su venida, se vendió como la llegada de un auténtico buen gestor, con visión de Estado. Nada de esto hemos visto e incluso hemos comprobado claras deficiencias de buena gestión, en Galicia. Así pues, cada día que pasa se aleja más de conseguir el apoyo de una mayoría de españoles. Y si en un tema no podía fallar es en el de la defensa de España, en comunión con toda la UE. Otra vez, ha fallado a su propia ideología y a lo que proponen sus partidos hermanos europeos. Quizás cree mejor contentar a los más radicales, dejando para otros tiempos, u otro líder ampliar el espectro partidista. Nadie puede llegar a presidente, sin antes haber mostrado capacidades para serlo.





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