Tuesday, December 03, 2024
CÚMULO DE DESPROPÓSITOS - art. El Obrero digital
CÚMULO DE DESPROPÓSITOS.
El presidente Terradellas, siempre nos había recomendado, actuar en política con entusiasmo y dedicación, pero teniendo como principio esencial “no hacer el ridículo” porque de lo contrario todas las acciones pierden sentido y acaban en desastre. He procurado seguir este consejo, a lo largo de mis cincuenta años de vida activa.
Quienes no lo han tenido en cuenta son los líderes del PP, a nivel local, autonómico y nacional. Si miramos hacia atrás podemos aportar centenares de ejemplos de acciones y actuaciones que han acabado en desastre cuando se habían anunciado grandes resultados para ellos, y fatales consecuencias para sus adversarios.
¿Quién no recuerda grandes desastres, gestionados por el PP? Podemos hablar de la crisis del Prestige, del Yak 42, de los atentados del 11 M, del drama de las residencias madrileñas, o, ahora mismo de las inundaciones de Valencia. Podríamos aportar muchos otros ejemplos de menor relevancia, y en todos veríamos una enorme incapacidad para gestionarlas y, al final derivación de responsabilidades, hacia otros, hasta el punto de caer en el más estrepitoso de los ridículos.
Aquí quería llegar, para tratar el caso de las inundaciones de Valencia, sus consecuencias y su gestión. Vaya por delante, mi más sentido pésame hacia todos los afectados, sea por la pérdida de seres queridos, sea por las pérdidas materiales que complicarán, y mucho, la recuperación y la vuelta, a una cierta normalidad.
Lo que ha pasado es un desastre de manual. Se han juntado un cataclismo climático como nunca se había visto, con una incapacidad total para hacerle frente. Hay que ser realista y decir, alto y claro que incluso con un gobierno previsor y eficiente, el reto era enorme, complicado y difícil de gestionar. Pero, simplemente, con alguien previsor y prudente, las pérdidas de vidas, podrían haberse minimizado, de forma muy considerable. Los que estamos, o hemos estado al frente de alguna administración, hemos tenido claro que hay que escuchar y seguir los consejos de los técnicos, expertos en cada materia. Tan sólo seguir este principio, habría reducido los daños personales y físicos, de manera relevante.
Pero, si además de fallar en lo primordial, todo el mundo se dedica a echar culpas a los otros, otro desastre se añade al primero. Es tan grave, tan miserable lo visto y oído que parece imposible no haya llevado a los principales responsables a dimitir, y a los líderes del partido, a nivel nacional, a callar y aceptar las responsabilidades, ni que sea por presidente autonómico, interpuesto.
Es que a cada argumento de queja, lamento o acusación, aparecían pruebas, fácilmente comprobables de falsedad. Es que hay que ser muy torpe, por no añadir un calificativo de mayor enjundia, para acusar de todo tipo de dejadez o desinformación cuando todos los medios técnicos e informativos dejan huella de su actuación. Es que no se puede comprender tanta insistencia, contra la falta de actuación del Estado, cuando hay pruebas múltiples de su activación, a la espera de la autorización por parte del gobierno valenciano.
Pero, si todo ello ya era deplorable, trasladar este conflicto a las instituciones europeas es llevar el ridículo, al conjunto del mundo mundial. Tratar de convertir la inutilidad propia, en acusaciones a Teresa Ribera, supone no tener un mínimo de decencia personal, política e institucional. No se dan cuenta de hasta qué punto el conjunto de poderes de la UE, ven miserable este comportamiento. Ha habido auténtica vergüenza ajena en la mayoría de cancillerías europeas. No sé quién está al mando del PP, pero en estos últimos meses debe andar ciego, sordo y manco, sin artilugios que le permitan ver la realidad. Es imposible que alguien piense en ellos para gobernar el país.
Por si faltaba añadir algún otro elemento negativo, el desarrollo de la comparecencia del presidente del Gobierno, en el Congreso de Diputados, mostró un Núñez Feijóo, incapaz de actuar con sentido de Estado. Yo diría que ni tan solo con sentido humano, cuando se trataba de aportar solidaridad y ayuda a todos los valencianos, afectados por la Dana. Fue una sesión, antítesis de la política. Una vergüenza más a añadir a la cuenta de resultados del PP que se irá agrandando a medida que se compruebe la incapacidad para afrontar la reconstrucción con eficacia y rapidez. En algún momento, alguien tendrá que asumir tanta incapacidad e irresponsabilidad.