Monday, September 05, 2022

 

EL DERECHO A RECORDAR, EL DEBER DE NO OLVIDAR - art. El Obrero digital

EL DERECHO A RECORDAR, EL DEBER DE NO OLVIDAR. Para quien no siga la política catalana en todos sus aspectos y detalles, le es imposible captar todo lo que ha pasado en los últimos doce años. Los años del proceso independentista. Es una etapa clara de apropiación de símbolos, historia, leyes e instituciones. Deberán pasar todavía unos años para tener la radiografía completa de todo lo sucedido, que ha sido mucho y muy grave. Hoy no pretendo poner al día a muchos lectores que no han hecho este seguimiento, pero sí aclarar con total objetividad, uno de los hechos más graves de la historia contemporánea. Los hechos de los días 6 y 7 de septiembre de 2017. Antes, una aclaración. El Parlamento de Cataluña se compone de 135 miembros, y es gobernado por la Mesa del Parlament, compuesta de 7 miembros, procedentes de los partidos, en función de su representación. Se rige por un Reglamento, elaborado, debatido y votado, por unanimidad, años antes de 2017, en el cual se establece que cualquier modificación, deberá ser propuesta y votada por un mínimo de los dos tercios de la Cámara: es decir 90 diputados. Pues bien, la mañana del día 6 de septiembre, 72 diputados del Grupo Parlamentario, Junts x sí, (todos independentistas) decidieron cometer perjurio (romper el juramento hecho de acatar la Constitución española y el Estatuto de Autonomía de Cataluña) y emprendieron el camino hacia la sustitución de un orden constitucional, por otro que no lo era. Modificaron el orden del día de la sesión, e impusieron el suyo, sin aceptar recursos de los grupos de la oposición a los cuales mantuvieron callados y secuestrados en sus derechos y deberes durante los dos días que duró la sesión parlamentaria. Los independentistas tenían por portavoz a Marta Rovira (ERC), y la Mesa estaba presidida por Carme Forcadell, totalmente incapaz de poner orden y actuar como presidenta de todos. Era constantemente presionada y dirigida por Lluís Corominas, miembro de la Mesa (Junts x sí). La doble sesión de los días 6 y 7 constituye la mayor vergüenza en la historia del Parlamento de Cataluña, del presente y del histórico. Nunca, nunca, se habían producido tantas vulneraciones al Reglamento, a la Constitución y al Estatuto como en estos días. Para acallar a la oposición se decidió tramitar las nuevas leyes, en lectura única, sin aceptar enmiendas ni alegaciones, sin permitir informes de los Letrados del Parlament, ni poder pedir un dictamen al Consejo de Garantías Estatutarias, una especie de Tribunal Constitucional catalán. Meses después este Consejo, dictaminó la completa ilegalidad de los acuerdos y de las sesiones de los dos días. Los independentistas, pretendían aprobar unas leyes, supuestamente sustitutorias de las vigentes para iniciar el camino a la independencia. Decían que iban de una legalidad a otra, sin romper nada. Increíble falsedad, increíble ignorancia pretender vulnerar la Constitución, para construir otra supuesta legalidad republicana. Sí, sí, esto que parece ciencia ficción se dio y ocurrió en el Parlamento catalán. Han pasado 5 años, cinco, y curiosamente en ningún momento se han vuelto a ver las imágenes de estos dos días. TV3, ha pasado centenares de veces, imágenes de la intervención de policía y guardia civil, el día 1 de octubre, pero ni una sola vez ha reproducido las de los días 6 y 7 de septiembre. Son imágenes de obligada reproducción para que todo el mundo vea la imposición del nuevo orden, la denegación de los derechos de los grupos de oposición, la vulneración de los juramentos hechos, y la ruptura con la Constitución y el Estatuto. El fondo y las formas son típicas del peor populismo, apropiándose del Parlamento hasta las últimas consecuencias. Una inmensa vergüenza que ahora nadie quiere asumir. Nadie recuerda aquellos días, nadie ha pedido perdón ni ha hecho una profunda reflexión de cómo fue posible tamaño ataque al estado de derecho, sin que se produjeran castigos ejemplares. Con un gobierno central, más firme y seguro, se debería haber aplicado el artículo 155 de la Constitución, la mañana del día 8 de septiembre. Se hizo más tarde, después de otros hechos, igualmente graves, pero todo lo que se retrasa, se convierte en un problema mayor. Finalmente, cuando se aplicó, volvieron las aguas a su cauce, iniciando Cataluña una nueva etapa, con fuertes heridas internas y externas que todavía hoy perduran. He pedido reiteradamente la repetición de las jornadas, para que todos los que no las vieron, las puedan contemplar. Se darán cuenta de hasta qué punto se rompió la legalidad, y de la firmeza y valentía de la oposición, intentando parar el mayor ataque a la legalidad, por parte de unos independentistas que pretendían adueñarse del país. Es por todo ello, que cada año, por estas fechas tenemos el derecho a recordar y el deber de no olvidar. Nunca más puede volver a suceder.





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