Monday, August 15, 2022

 

LAS ESTELADAS SE MARCHITAN - art. El Obrero digital

LAS ESTELADAS SE MARCHITAN. Para los catalanes que luchamos, en el pasado, para recuperar nuestros símbolos más preciados, nos sentimos especialmente ofendidos cuando los líderes del proceso independentista, promovieron el descarte de la bandera nacional ( la senyera), por la estelada, fuera en versión cubana ( estrella en azul) o en rojo . No sabían muy bien cómo justificar esta sustitución, unos decían que solo era provisional, a la espera de ser independientes, y así recuperar la senyera, pero para otros significaba cambiar el pasado por un futuro, lejos de todo lo visto y vivido. Fuera como fuera, lo cierto es que gastaron millones, sí, sí, repito, millones de euros en colocar miles de mástiles, en todas partes. Y cuando digo en todas partes, no lo digo a nivel figurativo sino real. La estelada debía ondear en todas las montañas, promontorios, montes y lugares más o menos emblemáticos. Y debía renovarse cada medio año para que siempre luciera con esplendor. Así ha sido, durante años. Quien viniera a Cataluña, tenía que llevarse la impresión de estar en un nuevo país, con una bandera, nunca vista que representaba la nueva etapa. Tanto gasto fue a cargo de los ingresos que recibía la ANC, Asamblea Nacional de Cataluña. Para ello vendían decenas de miles de camisetas, para llevar el día de la Diada (11 de septiembre). Camiseta aparte, se confeccionaron toda clase de objetos y recuerdos para recaudar más fondos, con lo cual se pagaban estos y otros gastos. De hecho, el hermetismo alrededor de la economía independentista ha sido total. Nunca se han dado cifras, ni de ingresos ni de gastos. Muy contradictorio con las llamadas a la transparencia…de los demás. Bien, volvamos a lo nuestro. En los primeros años de colocación de mástiles y esteladas, había peleas para ver quien pagaba la nueva bandera. Poco a poco, este ardor pagador, se fue apagando hasta llegar a la situación actual, en que miles de mástiles no ostentan ninguna bandera, o simplemente hay unos jirones por estelada. Lo mismo ha pasado con decenas de miles de lazos amarillos, puestos en los sitios más inimaginables, como símbolo de lucha contra el estado opresor y en apoyo a los encarcelados. Estos lazos en plástico y otros materiales, ofrecen un aspecto realmente penoso, y son muchos los que piden su retirada. En muchos pueblos y ciudades, ya lo han hecho, y solo es cuestión de tiempo o que salgan algunos voluntarios para rematar el trabajo. Visto lo visto, hay que preguntarse, cómo es posible que unos pocos pudieran imponer cambios en la simbología del país, en llenar el territorio de mástiles y banderas que no eran las propias, que destinaran millones a unas acciones tan inútiles como han sido. Para entenderlo hay que recurrir a la psicología de masas, a las nuevas tecnologías y a disponer de unos medios de comunicación públicos y algunos de privados, altamente subvencionados para machacar cada día, eslóganes concretos, bulos bien elaborados, y victimismo a tope. Estos ingredientes internos, con algunos externos, procedentes de sectores radicales, hicieron el resto. Han sido años muy duros, para los defensores de la legalidad. Ahora hay que retirar todo lo impuesto, para retornar a la normalidad.





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