Monday, July 25, 2022

 

PAÍS DE INCENDIOS - art. El Obrero digital

PAÍS DE INCENDIOS. Los que vivimos en la España rural, siempre hemos convivido con los incendios forestales. De pequeños ya aprendemos algunas técnicas de prevención y extinción, basadas en la experiencia y el conocimiento del terreno con todos sus componentes: desde el tipo de vegetación, a los caminos, pistas forestales o puntos de agua. Todo sirve para moverse, lo mejor posible, en caso de peligro. Es cierto que el peligro ha aumentado como consecuencia del abandono de multitud de fincas, campos y prados que han sido invadidos por nuevos bosques. Bosques que no son aprovechados como antes, recogiendo leña que servía para la casa o para pequeñas actividades artesanales. Este abandono provoca acumulaciones de combustible durante años hasta que llega el fuego destructor y en pocas horas consume todo lo que encuentra a su paso. Así nacen los incendios de nueva generación, más próximos a explosiones de combustible, que a la quema tradicional. Esta realidad debe comportar cambios notables en materia de prevención y otros cambios igual de notables para la extinción. En Cataluña, allá por los años 80, se produjeron una serie de incendios que motivaron crear Agrupaciones de Defensa Forestal (ADF), en las que confluyen: ayuntamientos, propietarios forestales, agricultores y ganaderos, cazadores y voluntarios, en general. Agrupados todos, por municipios, y éstos en agrupaciones mayores. Se expandieron por todo el territorio, formando una red que ha dado muy buenos resultados. Pues bien, hay que reforzar esta red, y adaptarla a las nuevas condiciones de los incendios. Otro tanto deben hacer los Bomberos, y todos ellos deben romper las barreras regionales para atacarlos a nivel nacional. No se puede disponer de suficientes medios aéreos ni algunos terrestres de alta gama, solo para un territorio. Hay que proveer, pensando a nivel nacional, para pasar después al internacional. Las dificultades de acceso a determinados puntos, la rapidez de las llamas, la necesidad de actuar de forma masiva, exige disponer de personal y material en diferentes puntos del país como para poderlos mandar de forma inmediata, sin distinción de fronteras regionales ni nacionales. Solo así se podrá ser rápido y efectivo. Cada vez son más necesarios los medios aéreos, y no se pueden contratar o comprar para destinar a un pequeño territorio, sino pensando en grande. En cubrir inmensas extensiones con adaptación de infraestructuras para que dispongan de agua suficiente para resolver la situación. Tenemos la teoría aprendida, ahora hay que aplicarla sobre el terreno, rompiendo las barreras mentales que restringen la actuación por espacios políticos, cuando ahora toca actuar por espacios territoriales, sin distinción de fronteras. El problema es serio porque este año y algún otro anterior, hemos padecido incendios con un nivel de destrucción y rapidez, nunca vistos. Pues bien, esto va a ser la norma, en los próximos años. Es hora de poner remedio. Primero reduciendo masas boscosas ininterrumpidas. Luego gestionando mejor el sector forestal. Y por último planificando y adecuando material y efectivos por amplios territorios, independientemente de sus límites políticos. Los incendios no conocen fronteras, pues la respuesta ha de ser en los mismos términos. Y cuanto antes empecemos, mejor para todos.





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