Monday, June 13, 2022

 

HA LLEGADO UN NUEVO CONTINGENTE - art. El Obrero digital

HA LLEGADO UN NUEVO CONTINGENTE. En pocos días, se han ocupado las plazas libres, en el Centro de Protección Internacional, en Berga (Barcelona). A día de hoy, tenemos 50 residentes, procedentes de una docena de países. Los recién llegados suponen el octavo contingente desde que se fundó el centro, seis años atrás, a iniciativa de Cruz Roja y el ayuntamiento de la capital de comarca. Todo hacía prever la llegada de refugiados de Ucrania, pero no, hay muy pocos de esta nacionalidad, la mayoría residen en Barcelona y su área metropolitana, o en las capitales de provincia. En Berga, donde ejerzo de profesor voluntario de castellano, la diversidad ha sido siempre “marca de la casa”. En la clase de principiantes, tengo una pareja de Afganistán, otra de Siria, una madre, hijo e hija de Rusia, un alumno de Georgia, tres de Burkina Faso, dos de Mali, uno de Marruecos, y uno de Mauritania. En la clase de nivel medio, una familia de cinco miembros de Siria, una alumna de Ucrania, uno de Somalia, uno de Mali y dos de Burkina Faso. Finalmente, en la clase de nivel superior, una pareja de Ucrania, otra de Azerbaiyán, un alumno de Afganistán y una de Georgia. Completado el cupo, todos los técnicos y personal del Centro se dedican a facilitar su estancia, y al mismo tiempo preparar papeles, organizar revisiones médicas, concertar visitas ayuntamiento, servicios jurídicos, etc. Tenemos unos seis o siete meses para conseguir su preparación y adaptación al país como para facilitarles volar solos, a través de trabajo, vivienda y documentación oficial. En este tiempo el aprendizaje del idioma es fundamental, pero también un oficio si no vienen con uno propio. Para los que creen que detraen puestos de trabajo a los españoles, nada mejor que comprobar la existencia de miles de puestos de trabajo que nadie quiere cubrir. Conocer las carencias en personal de las empresas de la comarca, la provincia y el territorio es fundamental para aconsejar seguir determinados estudios. Ellos llegan con hambre de trabajo, vivienda y vida tranquila. Muchos tienen, o tenían oficio propio, que deben renovar o adecuar a los de aquí. Otros, sobre todo los más jóvenes, no tenían ninguna ocupación fija, con lo cual la mejor salida es ir a cursos de formación. Hay una gran variedad: soldadura, pintura, carpintería, trabajos forestales, jardinería, mantenimiento industrial,… No es fácil romper barreras, pero cuando se consigue, los resultados son espléndidos porque ocupan puestos, poco atractivos para muchos trabajadores nacionales, y porque están dispuestos a hacer horas extras y a trabajar en horario nocturno o en fines de semana y fiestas. Cubren realmente unas necesidades básicas para la mayoría de empresas. Y cuando se van, no los despedimos con tristeza. Al contrario. Ellos y nosotros estamos contentos por haber cumplido la función para la que trabajamos: prepararlos para hacer vida libre y digna. La mayoría no volverá nunca más a su país de origen. Triste destino, pero gran éxito por haber podido huir de situaciones y condiciones inaceptables.





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