Tuesday, February 15, 2022

 

SIN SENTIDO DEL RIDÍCULO -- art. El Obrero digital

SIN SENTIDO DEL RIDÍCULO. En los poco más de diez años del proceso independentista, se han llevado a cabo múltiples concentraciones, movilizaciones, acciones y actividades que solo los muy muy convencidos, podían creer llevarían a alguna parte. Quiero decir, a alguna parte positiva para ellos. Pues no, al menos para los que no somos independentistas no hemos comprobado ningún movimiento sísmico ni territorial por el cual, Cataluña haya dejado de estar dentro de España, o de la Península Ibérica. Sin embargo, quedan decenas de miles incluso algunos centenares de miles que sí creen haber avanzado hacia la anhelada libertad, traducida en independencia. Son los que todavía hoy podemos ver en toda clase de concentraciones por cualquier motivo que justifique ir contra España. Bueno, contra el Estado. Evitan siempre pronunciar la palabra España. Concentraciones donde antes había mil personas, ahora consiguen reunir a cien, pero bueno, ya vendrán o volverán tiempos mejores. Son irreductibles al desaliento y cuando uno está fanatizado o iluminado por una idea, cualquier pequeña noticia la puede convertir en un hecho trascendental. De hecho, una de mis sorpresas, ha sido ver como algunos amigos y conocidos, con un nivel cultural medio – alto, han llegado a convertirse en convencidos independentistas. Me costó entender cómo podían obviar la realidad interna de Cataluña, la de España y con ella la de la UE y, finalmente la mundial. Nada era favorable a una secesión. Sin embargo llegaron a creerse unas pocas mentiras y falsedades, como elementos básicos para obtener la independencia. Increíble, pero real. Fueron a manifestaciones, asistieron a concentraciones, mítines y otras “perfomances”, creyendo ir directos a la “desconexión”. Impensable, pero visto en multitud de pueblos y ciudades. Durante cuatro o cinco años, desapareció el famoso “seny” catalán, transformado en “rauxa” y movilización permanente para no dar tiempo al cerebro a serenarse y reflexionar. Visto ahora, con una cierta perspectiva, muchos de ellos se han dado cuenta de la excitación del momento, y de cuan inocentes o equivocados estaban. La mayoría no lo dirá en público, pero lo reconocen en privado. Se han ido retirando poco a poco de las organizaciones en las que se dieron de alta (ANC, Ómnium, etc.) e intentan pasar desapercibidos. No quieren explicitar su error, o criticar las promesas hechas, pero se retiran a los cuarteles de invierno, sabedores que es para muchos, muchos lustros. Quedan, sin embargo, unos grupos de hiperventilados que no quieren reconocer el rotundo fracaso obtenido, y siguen en sus trece. Lógico si ostentan cargos públicos en partidos independentistas o en sus cercanías. Deben preservar el fuego eterno, y organizar de vez en cuando algún acto para demostrar que el proceso sigue vivo. Y para ello, cualquier excusa, vale. No tienen miedo al ridículo porque viven en otra realidad. Es así como se explican los últimos hechos en el Parlamento de Cataluña, con una presidenta que ejerce de segunda autoridad del país, y al mismo tiempo de jefa de la oposición al partido de gobierno de ERC, en confrontación también a otros cuando no quieren seguir sus dictados. En estos últimos años, la Generalitat y el Parlamento han protagonizado algunos actos que han superado todos los límites del ridículo institucional. Para los que hemos ostentado cargos de responsabilidad en ayuntamientos o en el Parlamento, nos supone dolor y rabia ver cómo se echa por tierra el prestigio adquirido. Hay que ir a elecciones, lo antes posible, para retirar de la vida pública a los principales protagonistas de ERC y Junts x Cat, y dar paso a Salvador Illa, presidente del Grupo Socialista para que recupere todo lo perdido en estos diez años de huida a ninguna parte.





<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?