Wednesday, January 26, 2022

 

BUSTO PARLANTE - art. El Obrero digital

BUSTO PARLANTE. Lo siento, pero cada vez que veo y oigo a Pablo Casado, me parece estar ante un busto parlante. Después de su elección como Secretario General del PP, me imagino le llevaron a una empresa de imagen y diseño para intentar pareciera un auténtico líder de primer nivel. Y claro, esto, no se fabrica ni se arregla en un plis-plas. Ponerle barba para que no pareciera imberbe, vale, es fácil si te crece un poco el pelo facial. Enseñarte a mover en un escenario o hablar desde una tribuna, se aprende en unas cuantas horas de trabajo. Y vestir a tono, tampoco es nada del otro mundo, con un buen sastre y algunos consejos. El problema, el auténtico problema, está en lo que no se ve. En la formación, el conocimiento y el trato con las personas. Aquí es donde falla el candidato. En sus intervenciones se nota el trabajo externo, el que le preparan sus asesores, y recita sin especial atención ni interés. Se nota, no sale de su fuero interno, lo que dice y expresa. La necesidad de salir cada día a pontificar sobre cualquier cosa, empeora la imagen, porque se repite a sí mismo. Se le nota lejano, ausente, no conectado con la crítica que hace. A veces, con notables fallos de su entorno, como cuando se va a despotricar contra los que atacan las macro granjas, y lo hace ante unas vacas, en una explotación extensiva, no intensiva, con lo cual se desprende que ni sabe ni le interesa una cosa ni otra. Además, lo de ir contra todo y contra todos, no le hace ni próximo ni fiable para llegar a gobernar. El candidato constructivo es el que sabe reconocer los méritos ajenos y aportar alternativas viables. Compaginar la crítica, con el gobierno alternativo. Este debería ser el camino para construir un relato y fortalecer la imagen de líder, en positivo. Aquí no. La competencia con VOX, no le permite usar grises en sus comparecencias y discursos. Si le hiciéramos caso, España, habría sucumbido varias veces a diversos cataclismos, sin que nadie lo hubiese notado. Las exageraciones comportan no escuchar ni hacer caso de las críticas más feroces. No tienen credibilidad, de manera que tan pronto se escuchan, se olvidan. Y las prisas, nunca son buenas. No hay voluntad de preparar el camino, ni llevar a cabo una tarea para más adelante, o para otro candidato. No. Se quiere ganar ahora, aunque para ello haya que quemar etapas y destrozar al adversario. Todo vale, aunque sea inventando hechos o mintiendo descaradamente sobre la propia realidad. No hay momento más revelador que el debate parlamentario semanal, de preguntas al Ejecutivo. En ellas se ve la capacidad de uno y otro para ser creíble y ganarse el favor de la ciudadanía. Ante una actuación crispada, a menudo poco rigurosa, y siempre extemporánea, vemos la respuesta tranquila, adecuada y precisa del presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Dos modelos opuestos de liderazgo. Uno competente, otro prefabricado.





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