Tuesday, August 17, 2021

 

NO A TODO - art. El Obrero digital

NO, A TODO. Recuerdo haber visto hace unos años un grafiti de grandes dimensiones, en alguna pared cerca del aeropuerto de Barcelona. Estos días lo he recordado a la vista de la polémica por su propuesta de ampliación. Aquí estamos, en una situación que justifica este grito: no, a todo. No a la ampliación, no a la instalación de una sucursal del Hermitage, no a grandes o medianos parques eólicos, no a grandes o medianos parques solares, no a los JJOO de invierno….podría seguir con múltiples otros ejemplos, en el conjunto del territorio catalán. Esta facilidad para rehusar cualquier gran proyecto, convierte Cataluña, en un territorio imposible de gestionar. No hay autoridad suficiente, ni proyectos claros de país. Sucede esto por falta de gobierno preparado y eficiente, más preocupado por ganar luchas internas que no por solucionar problemas generales. Estamos en una estación de tránsito que nadie sabe cuánto durará. Los meses van pasando y con ellos los años, y el país va descendiendo puestos en el rànquing español, y lógicamente en el europeo. Deberíamos estar a la cabeza, y pronto estaremos a la cola. Y con esas sale la alcaldesa Colau, y se permite pontificar sobre la ampliación como si pudiera hablar en nombre de todos los catalanes. E incluso lanza la idea de un posible referéndum o consulta. Ahora, algunos creen que con una consulta se resuelve la inutilidad de no saber gobernar. Puestos a convocar consultas, si ella propone una para la ampliación, los que vivimos en el mundo rural, podemos proponer otra para decidir si enviamos agua a Barcelona o nos la quedamos para nosotros. Esta señora seguramente desconoce que los grandes embalses construidos en los últimos 40 años, fueron para almacenar agua para Barcelona y su área metropolitana (Llosa del Cavall, Sant Ponç, La Baells, Sau, Susqueda), y todos están en las cuencas altas de los ríos Cardener, Llobregat y Ter. ¿Por qué no hacer una consulta? Estamos inmersos en una teatralidad exasperante. Y la proximidad de las elecciones municipales de 2023, incrementará esta situación. Nadie quiere tomar decisiones valientes o simplemente lógicas, necesarias. Se hará todo lo posible para evitarlas, o como mínimo retrasarlas…para después. Todo lo dejaremos para más tarde, no sea que alguien se cabree y cambie su voto. Así no se puede gobernar. Barcelona ya no es la ciudad que era. Algunos pretenden excusarse con la pandemia. Y sí la pandemia ha cambiado nuestras vidas, pero los grandes proyectos se debían mantener o si acaso adaptar, pero no olvidar. La sociedad civil debe reflexionar sobre la situación actual y preparar el relevo en los ayuntamientos, primero, y luego preparar el cambio en la Generalitat. Así no podemos seguir porque vamos directos a la inanición. ¿Cómo podemos estar dudando, o peor todavía, luchando contra una ampliación que siempre habíamos reclamado? ¿Cómo podemos dudar de los beneficios para las comarcas de montaña y para el conjunto del país, de los JJOO de invierno? ¿Cómo podemos poner constantes trabas a una sucursal del Hermitage? Y todavía más incomprensible, ¿cómo nos podemos oponer a multitud de propuestas de parques eólicos y solares? Es evidente que todo debe hacerse con planificación y proporcionalidad, pero, ahora estamos en la posición de “en principio, no”. Así, no vamos a ninguna parte. Bueno sí, a la irrelevancia.





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