Tuesday, January 19, 2021

 

GRANDES COMPAÑÍAS, GRANDES DEFICIENCIAS - art. El Obrero digital

GRANDES COMPAÑÍAS, GRANDES DEFICIENCIAS. Una vez más, por si alguien tenía alguna duda, muchos pueblos pequeños, y también algunos barrios de ciudades han padecido cortes de suministro eléctrico durante unas horas o unos días. Una nueva demostración del “pasotismo” de las grandes compañías respecto a sus clientes. Sus justificaciones se podrían repetir hasta la saciedad por lo poco explícitas y poco transparentes. El resumen: no podemos competir contra las grandes catástrofes. Ya está, todo resuelto. Cuando no es la nieve, es el frío, sino el viento, o las fuertes lluvias, o los calores del verano. El resultado, nula fiabilidad de la cualidad eléctrica. ¿Los motivos? Si se habla con algún técnico subcontratado, para reparar líneas y restablecer el servicio, explica las bajas inversiones en mantenimiento y renovación de líneas y equipamientos. Todo parece indicar la intención de vender los activos a alguna otra empresa, y mientras tanto ahorrar lo máximo en mantenimiento. Resultado, el que hemos visto y comprobado a lo largo y ancho del país. Y no pasa nada. Todas las administraciones se quejan, pero no actúan. Al menos no actúan con la contundencia requerida como para cambiar de política de forma inmediata. Los clientes hemos pasado a ser considerados súbditos a los que se puede maltratar sin piedad. Los recibos se deben pagar, aunque sea a cambio de un pésimo y caro mal servicio. Esta es la realidad. Y similares deficiencias encontramos en diversas empresas de telecomunicaciones, cuando se ofrece un servicio “universal” y resulta que en este “universo” no figura una parte de la geografía española. Para tener garantizado el servicio de móvil, en una zona determinada, primero hay que preguntar a los residentes cuál es el que tiene servicio más amplio. Y contratar éste, de lo contrario puedes tener un móvil como objeto de lujo porque no lo podrás utilizar. Y para quejas y reclamaciones la ruta es increíblemente compleja por no decir imposible. No existen ya teléfonos de atención, para evitar tener que dar explicaciones concretas. Te ponen un correo electrónico con ninguna seguridad de que alguien con mando lo atienda, y puedes esperar horas y días sin tener respuesta. O peor todavía, si al final llegas a tener algún teléfono de atención puedes hablar con no se sabe quién, situado donde no se sabe dónde, que mira desde donde llamas por alguna pantalla, situada a miles de quilómetros de la avería. Aún recuerdo un día haciendo una reclamación por fallos en la línea fija telefónica, en que al otro lado del teléfono, con voz nítidamente latinoamericana, me preguntaban si el nombre de mi municipio correspondía a algún barrio, o algún núcleo de alguna ciudad, porque no tenía ni idea de desde donde llamaba. En fin, tenemos unas grandes empresas, con grandes facturaciones y elevados precios, dando servicios de tercera. Es un tema eterno que el gobierno central debe afrontar para exigir que son ellos los que están a nuestro servicio y no al revés. Ahora los clientes somos tratados como súbditos a los que se puede cobrar sin ningún compromiso real de calidad y seguridad. El mundo al revés.





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