Thursday, December 03, 2020

 

EN INVIERNO, SE APAGAN LOS INCENDIOS, DE VERANO - art. El Obrero digital

EN INVIERNO, SE APAGAN LOS INCENDIOS, DE VERANO. Puede parecer una “boutade” decir que los incendios de verano se apagan en invierno, pero lo cierto es que así lo afirman los técnicos para explicar que sin las labores de prevención, durante los meses de invierno, no se podrá actuar eficazmente contra los incendios de cada verano. Curiosamente en muchas regiones de España las zonas boscosas han crecido debido al abandono de miles de fincas agrícolas y ganaderas. Los espacios abandonados son ocupados por arbustos, primero, y por árboles a continuación, formando grandes zonas sin campos intermedios que puedan ejercer el papel de cortafuegos. Concretamente Cataluña tenía 1.164.200 hectáreas arboladas, en 1970, y 30 años después, había llegado a 1.394.074, con unos 780 millones de árboles. Estas cifras suponen tener un 64% de superficie forestal, cuando el promedio de la UE es de solo un 45%. Lo que a primera vista parece una excelente noticia se convierte en un grave problema caso de incendio. Todos los técnicos estudian el comportamiento de los grandes incendios forestales que han asolado inmensos territorios en EEUU, Australia y otros países, temiendo que muy pronto también sucederán aquí. En estos grandes incendios se producen distorsiones nunca imaginadas, a nivel de temperatura interna y externa, de forma que su extinción no puede seguir las pautas ordinarias. Hay tanto combustible que el incendio se acerca más a una explosión que a un consumo de combustible. La recomendación, ahora más que nunca, es la prevención y la búsqueda de soluciones para disminuir la carga combustible de los bosques. Esto obliga a recuperar viejas técnicas de limpieza y uso de madera para retirar de los bosques cuanto más combustible mejor. En estos momentos hay varios proyectos interesantes en curso, en varias comarcas catalanas. En una de ellas, el Berguedà (Barcelona) se han agrupado diversos municipios con bosques comunales, para explotar de forma conjunta sus bosques, utilizando la madera de menos calidad, como combustible para calefacciones de biomasa. Han cambiado los combustibles fósiles por los forestales, con muy buen resultado. Otra decisión acertada, por parte del gobierno de la Generalitat, ha sido la autorización a los propietarios forestales, de recuperar antiguos campos y prados, para destinarlos a pasturas. En este caso, quienes puedan aportar documentos probatorios, de que donde hay ahora bosques antes había campos o prados, reciben autorización para cortar y arrancar árboles, para destinar la superficie liberada a campos de cultivo o pasturas. Esta modificación de normativa ha permitido esponjar muchos bosques y habilitar amplios espacios que sirviendo a la agricultura o a la ganadería, sirven al mismo tiempo como cortafuegos caso de grandes incendios. Queda mucho por hacer porque el campo se está vaciando y no hay un retorno por parte de les jóvenes generaciones. Hace pocos días, escuché unas interesantes declaraciones del titular del Ministerio de Agricultura, Luis Planas, animando a jóvenes preparados, a volver al campo, porque puede ser rentable. Este debería ser uno de los grandes proyectos, ligados a los fondos de la UE para devolver vida al mundo rural. Sin vida “in situ”, no se cuida el territorio ni se pueden evitar las consecuencias que trae, como son los grandes incendios.





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