Tuesday, June 03, 2025

 

ATENCIÓN A LOS MAYORES - art. El Obrero digital

ATENCIÓN A LOS MAYORES. Los gobiernos, muestran su mejor o peor cara, según sean las políticas dirigidas a los dos sectores más vulnerables de la sociedad: la infancia y los mayores. Todos los ciudadanos tienen derecho a ser tratados por igual, pero hay que implementar políticas específicas para estos dos colectivos por su mayor vulnerabilidad. Hago esta introducción para mostrar mi perplejidad ante los llamados “protocolos de la vergüenza” en la Comunidad de Madrid, y lo hago confiado en que finalmente se hará justicia. Hemos escuchado tantas barbaridades que dejar pasar unas acciones como las que tuvieron lugar, sería crear un precedente impensable en un estado de derecho. Todos vimos y padecimos las restricciones y penalidades de la pandemia, pero una cosa son los errores que se pudieron cometer, y otra aceptar graves decisiones que nunca nadie habría debido tomar. Precisamente desde los ayuntamientos se emprendieron acciones para las que no tenían competencias concretas, pero nadie discutió que se debían tomar, para prevenir y proteger, dentro de lo posible, a un colectivo como éste. Recuerdo el afán por conseguir mascarillas, gel protector, facilitar medicamentos y alimentos, para que no tuvieran que salir y quedar expuestos al virus. Llamarles, una o dos veces al día, contactar con los vecinos para estar al tanto de cualquier necesidad, disponer de los contactos con familiares, etc. Todos los ayuntamientos que conozco y conozco muchos, algunos de muy pequeñas dimensiones, desplegaron un sinfín de acciones para asegurar el aislamiento físico, pero no el emocional – sentimental. El primero era indispensable para evitar contagios, el segundo tan importante como el primero, para evitar soledades no deseadas, muy negativas en tiempos de pandemia. Fue así como se superaron las dificultades, con buenos ánimos y mucho esfuerzo. Al final, nos congratulamos por los resultados porque fueron mucho mejores de lo esperado, a la vista de las perspectivas que nos habían dado, en los inicios del virus. Si esto es más fácil en un pueblo pequeño o mediano, también se implementaron medidas, muy innovadoras, en municipios de mayor tamaño, procurando siempre estar al tanto de las necesidades de cada casa, i cada persona. Cierto es que durante días e incluso semanas estuvimos trabajando y actuando, un poco a ciegas, pero ante el desconocimiento, mayor incremento en la precaución y auxilio. Después se pudo relajar un poco, pero siempre anteponiendo la seguridad, a la normalidad. Mirando atrás poco más o mejor se podía haber hecho. Y a la vista de los datos concretos, las acciones estuvieron bien pensadas y ejecutadas. Llegado aquí, me sentí ofendido y especialmente indignado por las declaraciones y actuaciones de la Comunidad de Madrid, con su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, al frente. No se puede comprender cómo se podía actuar con aquella frialdad y desinterés ante un colectivo, en situación de fragilidad física y emocional. Entiendo perfectamente la indignación de las familias que perdieron a un ser querido porque ya nadie se lo podrá devolver. Es una herida que sangra constantemente y no encuentra quien la cure. Alguien debía actuar para evitar que nunca más pueda volver a ocurrir. Hay que investigar hasta el límite para detallar responsabilidades y actuar en consecuencia. Por fin la cuestión ha encontrado la vía judicial, a partir de la cual iremos conociendo los pasos que se dieron y por parte de quien. Seguramente el proceso será lento y doloroso pero más lo sería dejarlo sin responsables ni culpables. Si en pequeños pueblos se hicieron inmensos esfuerzos para proteger y salvar el máximo de personas mayores, no puede ser que lo mismo no se hiciera en grandes ciudades o comunidades. Seguiremos el proceso con gran interés y a la vista de los resultados daremos opinión.





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