Monday, May 19, 2025
PUIGDEMONT CANSA A PROPIOS Y EXTRAÑOS - art. El Obrero digital
PUIGDEMONT CANSA, A PROPIOS Y EXTRAÑOS
La política se ve y se sigue de forma muy diferente, según dónde se viva. Si esto es cierto, en todo momento y lugar, mucho más cierto en todo lo que se refiere a la política catalana. La de ahora y la de siempre. Me pongo las manos en la cabeza ante ciertos comentarios y detalles de cierta prensa madrileña que se alimenta de noticias poco estudiadas o poco fundamentadas. Por el camino se pierden aspectos que pueden parecer anecdóticos y no lo son, para los que vivimos y ejercemos nuestras actividades a pie de calle.
Lo he escrito muchas veces que nunca hay que tomar la parte por el todo, especialmente en Cataluña. Durante años, muchos años, las entidades (Ómnium y ANC), y los partidos independentistas, han dicho hablar en nombre de Cataluña y los catalanes. Tomaron la parte por el todo, y ésta fue la primera y principal tragedia del “procès”. Con solo un tercio de la representación en votos, quisieron imponer sus propuestas a los otros dos tercios, sin que les dieran opción a impedirlo. Al final, el estado de derecho impuso sus leyes, y todo terminó en desbandada. Eso sí, después de causar graves daños a la convivencia, a la reputación y a la economía.
Pero hay quien quiere mantener las apariencias y aparecer como la “voz del sometido pueblo catalán” que lucha por liberarse del yugo español. Este es el principal argumento de Junts, con su presidente al frente. Para quien no haya estado fuera del país, no se puede imaginar hasta qué punto se va perdiendo el hilo de la realidad. Las nuevas tecnologías han paliado en parte el alejamiento, pero el día a día, el contacto constante con gente diversa, con realidades diferentes y muy variadas es lo que permite “estar al día”. Pues bien, Puigdemont, ha dejado de estar al día, desde hace años.
Es más, viviendo como vive, fuera de España, con una corte de aduladores a su alrededor, presidiendo un partido con ínfulas de monarca, hace y deshace a su antojo, imaginando enemigos contra todo y reaccionando a destiempo y sin ningún orden ni concierto. Quien siga sus propuestas o sus posicionamientos en el Parlamento de Cataluña, por parte de su portavoz, Albert Batet, o las de la portavoz Miriam Nogueras, en Madrid, podrá ver mucho teatro, muchos embates, pero poca substancia.
Y ante tales resultados, hay gente que ha dicho basta. Pasa en todos los extremismos que al final, siempre hay quien quiere dar otra vuelta de tuerca, y ser más radical que nadie, Y si no lo consigue, intenta montar otro chiringuito donde pueda llevar a cabo sus intenciones. Pues bien, en esto estamos. Algunos de los pequeños empresarios que financian a Puigdemont, han decidido crear otro “movimiento” para culminar la independencia interrumpida.
Con esta intención nace “Dempeus per la independència” (De pie por la independencia) que deja claro que nunca se arrodillaran ante la “pérfida” España. Aquí podemos encontrar a Jordi Roset, financiador habitual del montaje de Waterloo, junto con algunos otros. O nombres que ocuparon distintos puestos en la Asamblea Nacional de Cataluña, como Dolors Feliu o Uriel Bertran. O activistas como Roger Español, Josep Punga, o David Fernández.
Estos son días de gran trasiego, a semejanza de la ANC que también se debate entre batallas internas por algunos cargos. Unos, para impulsar una lista cívica, de cara a presentarse a las elecciones al Parlamento de Cataluña, y otros para evitarlo, para no restar fuerza a Junts.
Pero volviendo al nuevo partido, movimiento o lo que sea, tienen programado hacer la presentación en el mes de junio. Si esto se confirma, el futuro de Puigdemont y los suyos lo tendrán muy complicado porque todas las encuestas les dan una fuerte pérdida de votos y escaños, a favor de Alianza Catalana, el partido de la alcaldesa de Ripoll (Gerona).
En resumen que Puigdemont, puede ir impartiendo sermones y amenazas, pero lo que realmente le debe preocupar es el progresivo fraccionamiento de su espacio político, que le complicará mucho, obtener unos mínimos resultados como para poder incidir seriamente en la política catalana y española. Su situación actual, tiene fecha de caducidad.